[El Slender Man] [Alemania] ¿Por qué rezas?

 

  -Más sobre el Slender man-

Se ha encontrado un cuadro que data del siglo XV conocido como “Der ritter” (el caballero en español). En este cuadro pintado en Alemania se ve a un caballero peleando contra un monstruo flaco, sobrehumanamente alto y que usa sus múltiples brazos como lanzas.

El segundo cuadro en el que este mismo monstruo aparece, se encuentra irrumpiendo una cabaña sacando a un niño de los brazos de sus padres con sus brazos como tentáculos. Este cuadro también data de Alemania.

Y como ya habrán adivinado si prestaron un poco de atención, en ambos cuadros el ser no tiene facción facial alguna. El Slender Man se ha estado manifestando hace por lo menos quinientos años, tanto enfundado en una armadura medieval como en  un traje.

El Slender Man generalmente se toma más tiempo con sus víctimas, puede que el proceso dure días como también puede durar meses. Visita a sus víctimas por la noche, sobre todo si están durmiendo solas, y las obliga a verlo. En ocasiones causa a sus víctimas comportamientos violentos e irracionales, puede llegar a manipularlas ¿Quién sabe qué se hace bajo la influencia de una mente imposible de comprender?

Algo que si es cierto es que las víctimas que el Slender Man elige, nunca las deja ir hasta llevárselas por completo, y para siempre.

-¿Por qué rezas? Segunda parte-

Tome el zapatito del suelo algo consternado. Supuse que Tom se negaría a cargar a Lila pero dejarla arrastrarse de tal forma que perdiera su zapatito era inusual de mi hermano, sobre todo sabiendo como odiaba quitar espinillas de los pies de niños.

 “Ven ya msmo a la grnja xfavooor!” decía uno de los cuantos que me había mandado junto a dos llamadas perdidas. Diablos, el dependió de mí por alguna razón pero yo estaba muy ocupado haciendo el tonto con mi prometida.
Me encogí de hombros dispuesto a irme hasta que escuche algo, un sollozo lento y constante; trepe el portón blanco y lo encontré.

 Mi hermano Tom estaba sentado en el suelo de ripio a tan solo diez metros de mí, sacudiendo la cabeza en trance como si hubiera visto fantasmas. Salte el portón y me dirigí hacia él, con cautela de escuchar cada palabra por si él había bebido algo que le causara alucinaciones.

-El-el. . . yo lo trate pero él solo. . . no pude hacer nada, estaba en todas partes, rece pero no pude hacer nada-repetía, una y otra vez las misma frases Tom.

-Tom-dije algo asustado al darme cuenta de la gran falta en esa imagen de mi hermano-Cálmate y dime, ¿Dónde está Lila?

-El hombre del. . . no, los hombres con máscaras aparecieron luego de él, cuando estaba fuera y corrió hacia... si la ruta, pero de todas formas, los va a castigar, es divin. . . ¡No!  Es divino pero al mismo tiempo lo contrario a lo divino, está bien porque él es el hombre. . . el hombre del. . .-dijo y se calló la boca, y así de simple, se apago.

-¿El otro hombre que Tom?-le anime a seguir pero él se quedo quieto y me miro como si no supiera de que hablaba-Esta bien Tom-dije y puse una mano sobre su hombro.

Probablemente habían secuestrado a Lila. Esa era la verdad ante la que me enfrentaba en aquel momento, o por lo menos la única posible, ya que ella no escaparía bajo ningún concepto.

A lo lejos el granero tenía un agujero del tamaño de un Convertible y había muestras de que alguien se había encerrado allí dentro.
Volví a centrarme en Tom: tenía algo en la mano que ocultaba tras su espalda. Tome su brazo con cuidado sin que pareciera molestarle. Su mano estaba amoreteada y tenía un filoso cuchillo de casa en ella.

Salté a la carrera por la ruta con el cuchillo en mano. A esa hora de la noche no pasaba un alma por la ruta 81. Me detuve para hacer un llamado.

-Sheriff Jhonson.

-¡Si, te habla Bob Macallister!-dije con el aliento entrecortado-Necesito ayuda, creo que han secuestrado a mi hija y se la llevaron a la granja que está en la curva del Blanco en la ruta 81.

-Wow, wow, wow, más despacio ahí vaquero. ¿Cómo sabes eso?

-Mire lo único que le puedo decir certeramente es lo que mi hermano me conto, y eso no es mucho.

-Está bien, mandaremos una patrulla, pero más vale que sea verdad.

-¿Tardaran mucho?

-Hoy es día de fiesta en el pueblo, haremos lo que podamos. Asegúrese de no hacer nada.

Corte, sabiendo que no hacer nada era algo que no podía prometer.
En el pastizal que crecía de una laguna a un lado de la ruta, había un árbol de tronco y ramas delgadas que se elevaba por lo alto, y justo a un lado de él la silueta de un hombre altísimo pareció formarse. Sacudí la cabeza y cuando lo volví a ver el hombre no estaba. Debía de haber sido mi imaginación.

 La curva de la ruta mostraba la casa de forma que se veía la pared derecha y esta tapaba toda la vista de su ancho y largo patio lateral. Yo ya la conocía de memoria, y  si Lila no estaba ahí, no estaría en ningún otro lugar.

Con el cuidado de un ladrón de ovejas me dirigí hacia la ventana. Con las manos me aclare la vista y logre ver dentro de la oscuridad un hombre con traje y una máscara increíblemente buena.

Lila caminaba patosamente frente a él como en una hipnosis.

Me metí dentro de la casa por la puerta del patio lateral que tenía un largo y ancho generosos. Dentro, la casa estaba oscura causándome escalofríos tremendos. En todo momento veía la silueta del hombre que vi en la laguna y se me erizaban las vertebras.

Finalmente llegue a un interruptor de luz y lo apreté. Lo que era el living room de la casa se ilumino mostrándome a mi niña.

-¡Cariño!-me lance hacia ella en un abrazo. No parecieron importarle mucho mi presencia y mi abrazo, más bien estaba absorta observando un punto alto en el techo-¿Qué sucede linda?-le pregunte tomándola por los hombros. Ella señalo un punto en el techo detrás de mí.

Me di vuelta y vi la misma abominación que había visto en la laguna.

-¿El hombre. . . del. . .-recordé las palabras de Tom. Un zumbido causo una jaqueca tremenda en mí que me lanzo directamente al suelo, y en poco tiempo me tuvo durmiendo con su trajeada imagen frente mío. . .

. . . desperté agitado y lo primero que salió de mi boca fue “¡Lila”. Sentía toda mi cara adolorida y la luz del dormitorio me encandilaba. Con dificultad me puse de pie mientras mi vista se acostumbraba a la luz.

Había dos hombres sobre la cama de la que me acaba de levantar, estos estaban bañados en sangre. Me maree al instante, y cuando levante mi mano para limpiarme el rostro contemple con horror el cuchillo de caza ensangrentado.

-¿Qué. . . qué es esto?-recuerdo haber preguntado horrorizado. Mis brazos estaban manchados el sangre lo mismo que las sabanas y los dos hombres, pero lo último que recordaba era haberme desmallado.

Escuche el ruido de una sirena fuera de la casa y solté él cuchillo. Dios santo. . . era eso. Aquella. . . ¡Cosa! Aquella cosa me había tendido una trampa.

Pero había algo más, Lila. ¿Dónde estaba Lila? Comencé a buscarle por la casa y en la cocina me encontré otro cuerpo de un hombre, boca arriba: Le habían arrancado el rostro.

-Lila-comencé a decir en un trance que demostraba una irracionalidad digna de un demente. Salí fuera de la casa en su búsqueda, pero no estaba por ninguna parte. Fuera me esperaban dos patrullas de policía que me encandilaron nuevamente.

El jeriff Jhonson me sonrío fuera de la patrulla, hasta que vio mis brazos ensangrentados con los que me tapaba la cara. Yo seguía susurrando Lila, Lila, Lila. . .

Otros dos policías registraron la casa y vieron los cuerpos, ¿Cómo no verlos? ¡Eso era un maldito desastre! Pero yo seguí ahí quieto sin siquiera escapar, susurrando Lila, lila, lila. . . .

El jeriff me esposo y me guío a la patrulla. Me mantuve en un cuerdo silencio, hasta que lo vi a él a un lado de donde comenzaba el bosque, observándome.

Abrí los ojos como platos y no pude mantenerme callado cuando vi a mi niña a su lado, mirándome de la misma fría manera.
-¡Lila! ¡La tiene el, por favor, mírela!-grite saltando y sacudiéndome.

-Por favor mantén la calma Bob-me dijo el viejo Sheriff.

-¡La tiene el! ¡Es su culpa, mírelo Sheriff, ahí en el bosque, el es el hombre que buscan!-grite. Pero cuando el Sheriff Jhonson se dio vuelta no vio más que arboles, altos y delgados-El es el hombre. . . el es el hombre delgado.-solloze y finalmente me apague.

                                                                                                          Fin.