Fracasado

No abrió su boca
No tuvo que verse obligado a hacerlo
Para dejar que el grito de su alma rompiera el silencio
Y se extendiera por las calles
Del lugar que le vio nacer
Crecer
Caer
 
Apretó sus puños,
Dejándose ir de rodillas sobre la dura y fría gravilla
Sus dientes castañeaban llenos de ira.
Dolor y desconsuelo.
Un odio cegador y entristecido
Para consigo mismo.
 
Harto de sí golpeo el suelo con su puño
Rompiéndose los dedos
Y abriéndose un corte profundo
Su sangre emanaba constante
Pero eso no le importaba
Tampoco el dolor que en su mano se originaba.
 
Se odiaba... se odiaba
Y aquel dolor se lo merecía
Menudo fracaso había sido a lo largo de su vida.
Sus propias expectativas nunca eran cumplidas
Su trabajo nunca era tan bueno como creía
Y sufría al ver que sin importar cuantas veces trataba
Siempre fallaba
 
Parecía obvio que le talento se le había negado
Que no se le había entregado
Junto con la pasión que residía en sus manos
Se odiaba por ello
Por no poder crear obras de arte
Por no poder dejar de ser mediocre
Pero sobre todo se odiaba
Por decepcionarse a sí mismo de manera constante
 
Pues sin importar lo que creía
Su mejor trabajo
Su mejor entrega
Su mejor obra
Al final siempre terminaba descubriendo
Que no era más que un fiasco
Basura insignificante
Mierda defecada con tinta en un papel
Que ya no podría reponer
Un horror  absurdo y aburrido
Sin fugo, sin chispa, sin alma
Solo palabras vagas y vanas
Dispuestas y formadas para dar forma
A una endeble historia
A un lastimero verso
Pequeño, malo e insípido
Que no despierta pasiones
Ni acelera los corazones de los lectores
Que no enciende la imaginación
Ni desata la emoción de las letras literarias
Que impactan, sorprenden y llaman…
A la fantasía
 
No, aquel no era su don
Si es que alguno poseía
Lo ignoraba
 pues en aquel momento solo sabía
Que había se fallado
Asi mismo, a su musa
A la poesía.